7/10/10

Te espero

Te espero. El tiempo se hace eterno mientras dura mi agonía. El cuarto se oscurece. Mis ojos centellean velozmente buscando la luz. Pero mi alma se ha plagado de sombras. Y las sombras no me dejan ver. Siento una profunda ansiedad de escuchar tu voz, de besar tus labios, de oler tu aroma. Me acecha un terrible miedo a perderte para siempre. Inexplicable temor que se acrecienta en mí a cada segundo que te espero y no vienes.

Creo que desconoces la razón de mi ansiedad y mi locura. No puedes entender mis sentimientos, mis arrebatos, mis confusiones, mi desdicha. Y mis ojos esquivos, y mi sonrisa a medias, y mis silencios repentinos, cuando en mí predomina la locuacidad. Es que ardo en deseos de que mi susurro interior, por fin se convierta en un grito firme, rotundo, contundente, y pueda decirte que Te Amo.

Una vez más un aviso confuso me hizo creer que ya estabas en mi puerta, clamando mi nombre, próximo a amarme, dispuesto a amarme. Pero las señales a veces son cruelmente difusas, y el encuentro se demora, y una ola de angustia carcome mi espíritu. El sol de tu presencia yace aún entre nubes. Y aunque sea de noche, quiero que me ilumines, quiero que me inundes con tu resplandor, quiero que de alguna manera me expreses que no vas a alejarte de mí, que vas a estar a mi lado cuando llegue el día.

Y entonces llegas con tu franca sonrisa, con tus ojos sinceros, con tu andar tranquilo. Me miras de frente y expresas con una voz dulce y clara: “¡Hace tanto que Te Amo!”. Y ya no puedo responderte, ni tampoco cuestionarte, porque callas mi boca inquieta con un beso largo, total como un eclipse.

-By Virginia Piacentini-

No hay comentarios:

Publicar un comentario